No es necesario ser pobre. Si es posible, debes decirle a tu hijo la verdad. Incluso si su presupuesto se excede, ¡dígale a sus hijos por qué!
Como dice el refrán, las cosas deben revertirse cuando se llegan a los extremos. Muchas cosas no se pueden permitir ni controlar estrictamente, así que tenga cuidado.
No importa cuánto hables de estas cosas, no es tan bueno como las palabras y los hechos de tus padres. Cuando no quieras o quieras que tu hijo haga algo, ¡compruébalo tú mismo!
Las reglas familiares y la tutoría no se tratan de decirlas, sino de hacerlas. ¡Los padres deben establecer reglas, pero también hacerlas y respetarlas!