Próximo artículo: "El viento de otoño sopla y las olas en el Dongting están bajo las hojas". Cuando las primeras hojas rojas se mecieron con el viento, otro grupo de estudiantes entró en el palacio de los sueños. El agua que bebes tiene su origen y aprende de ella cuando lo consigas. Érase una vez, sólo éramos orugas arrastrándose por el suelo. No sabíamos nada sobre el verde, pero éramos despreocupados. Eres tú quien ha abierto el tragaluz de la vida ignorante, has abierto nuestro deseo de conocimiento y has hecho que nuestros corazones anhelen volar. Los gusanos de seda primaverales tejerán hasta morir, y las velas agotarán sus mechas cada noche. Pensé en encender velas rojas. En silencio, quemándote a ti mismo, pero iluminando a los demás. ——Desinterés, iluminación, origen. Creo que esta es la mejor interpretación del espíritu del Maestro Hongzhu. La débil luz de las velas dedicó los esfuerzos de su vida a traer luz al mundo. Cuando el camino oscuro y lleno de baches de la vida enciende un rayo de esperanza; cuando caminamos entre las espinas y esperamos a través de la palpitante luz de las velas, se agota el poder de la vida. Es él, con su ardor interminable, el que ha creado la brillantez de millones de personas. La tenue luz de las velas inspira el alma y nos da las alas de los sueños. Recuerdo que cuando un famoso biólogo respondió a la pregunta de un periodista, atribuyó todos sus logros a la iluminación de su maestro de infancia. Aunque ese sincero estímulo fue vagamente recordado por un maestro que tenía más de cincuenta años, fue como una semilla plantada en un corazón joven, echando raíces y brotando. Es esa pequeña luz de las velas la que enciende la lámpara del corazón y permite que prospere la pequeña e insignificante semilla del pasado. La débil luz de las velas late sin cesar y se ha convertido en una fuerza permanente en el camino de nuestra vida. Hay un dicho en la poesía antigua: Una vez maestro, siempre padre. No importa dónde estemos, la tenue luz de las velas siempre iluminará nuestro camino a seguir. Cuando tiene éxito y es glorioso, salta y nos anima y comparte nuestra alegría, pero su luz tranquila siempre nos recuerda que debemos seguir trabajando duro y crear mayor gloria cuando estamos perdidos, es tranquilo y brillante, animándonos y dándonos silenciosamente; fortaleza. En el viaje de la vida, cuando recordamos el ayer, es la cálida luz de las velas la que acompaña el principio y el final. Quizás esa tenue luz sea lo suficientemente limitada como para iluminar el mundo entero. Pero es ese pedacito de luz el que nos mantiene a ambos lados del camino de la vida y no se perderá por el desamparo de las espinas.
Tenemos lágrimas que derramar y fuerzas que derramar. La débil luz de las velas infecta al mundo con su calidez amplia y desinteresada. Usa la sabiduría y las vicisitudes para guiarnos. Dicen que la vida es como el viento, va y viene sin dejar rastro. Sin embargo, cuando el fuego saltador se apaga, la calidez del amor se esparce y ondula en el mundo.