Muchos padres inmediatamente criticarán, regañarán, culparán y regañarán a sus hijos cuando vean los malos hábitos de sus hijos, como jugar, ser adictos a los teléfonos móviles, no estar limpios, olvidar cosas, etc. Como resultado, cuanto más críticos son los padres, más malos hábitos desarrollan sus hijos.
De hecho, se debe a que los padres se centran en retirar los “frutos podridos” pero descuidan regar las raíces. Esta es sin duda la razón fundamental por la que la mayoría de los padres se devanan los sesos y hacen todo lo posible por cambiar a sus hijos en el proceso de disciplinarlos, pero fue en vano. Como dice el refrán: "¡Si vas en la dirección equivocada, tus esfuerzos serán en vano!"