1. Claridad
Para cualquier interfaz, la "claridad" es el primer y más importante punto. Al diseñar, los diseñadores deben preocuparse por por qué las personas usan la aplicación, comprender qué tipo de interfaz puede ayudarlos a interactuar con ella, predecir el comportamiento de las personas cuando la usan y brindarles retroalimentación con éxito.
2. Interacción
La interfaz existe para permitir que las personas interactúen con nuestro mundo. Sus funciones y efectos se pueden medir. Pero no son utilitarios. Las interfaces excelentes no sólo nos permiten hacer las cosas de manera eficiente, sino también inspirar, evocar y fortalecer nuestras conexiones con el mundo.
3. Operación intuitiva
Para alcanzar el objetivo original de operación intuitiva, el diseño de la interfaz debe ser lo más simple posible, con gestos naturales más reconocibles y habituales. Idealmente, la interfaz será muy sutil y el usuario se sentirá intuitivo para operarla.
4. Deja que los usuarios controlen todo
Las personas se sentirán más cómodas y relajadas en un entorno que puedan controlar. Al clasificar periódicamente el estado del sistema, describir las relaciones de causa y efecto y dar indicaciones en cada paso de la operación, los usuarios pueden sentir que cada paso de la operación está bajo su control.
5. Sigue el comportamiento del usuario
Las personas siempre se sienten más cómodas con comportamientos que cumplen con las expectativas. Por tanto, los elementos diseñados deben lucir con características propias. En operaciones específicas, esto significa que mientras el usuario vea este elemento de la interfaz, debería poder adivinar qué hace este elemento.