Cuando Chu Meng fue al mercado, vio Alguien montando a caballo en el mercado, y a él lo envidio. Pero no había ningún lugar donde conseguir un caballo y cuando llegué a casa tenía una expresión de arrepentimiento en mi cara. Una noche soñó con montar a caballo. Estaba muy feliz y les contó a sus amigos sobre el sueño cuando despertó. Su amigo sintió lástima por él, así que fue con él al mercado, le alquiló un caballo y lo montó hasta el campo. Cuando el caballo vio verde, relinchó y se alejó al galope. Lo vi gordo y fuerte, con la cabeza erguida y evasiva, como un pato salvaje. Gritó mientras agarraba la silla y caía debajo del vientre del caballo. El caballo saltó sobre él y su cabeza se hundió en treinta centímetros de barro. Sus amigos volaron para salvarlo de la muerte. Al llegar a casa, le dijo a su hijo: "Quienes conocen su destino tienen grandes preceptos. Sólo ten cuidado de no montar a caballo".
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