Una brisa fresca, como una melodía baja, destrozó todas mis emociones. El viento, ya sea que tengas un dolor desgarrador o un grito ronco, lo roe y parece destruir todo lo que tengo. Mis familiares y amigos están todos lejos, a miles de kilómetros de mí. ¿Pueden oír el cruel aullido del viento? ¿Han recibido mi carta a casa? Quizás las cartas familiares se hayan desplazado hacia el cielo sin límites con el humo de la guerra, o hayan sido mordidas por el viento despiadado y se hayan negado a soltarlas. Sin embargo, ¿por qué no se traga también mis amargas emociones?
¿Y luego qué? Para poder disfrutar de esta desolada y triste primavera de principios de febrero.
El bosque de arces está todo teñido y las hojas de otoño están cayendo. ¿Cuándo podré ver a mis familiares y amigos? Temo que las montañas nos detengan. El dolor es como el final del otoño, el dolor es como el pelo espeso, incontable. Ahora me han afeitado el pelo tan corto que ni siquiera puedo insertarle una horquilla.