Principios básicos de la enseñanza de Taylor

Los principios básicos de la enseñanza de Taylor son los siguientes:

Determinar los objetivos educativos, seleccionar la experiencia educativa (experiencia de aprendizaje), organizar la experiencia educativa y evaluar la experiencia educativa constituyen el famoso "principio de Taylor". También llamado "modo objetivo". Los objetivos de la educación son críticos. En primer lugar, para elegir sabiamente los objetivos educativos, se debe considerar información como las necesidades de los estudiantes, la vida social contemporánea y el asesoramiento de expertos en la materia.

En segundo lugar, los objetivos seleccionados se examinan a través de conceptos educativos y teorías de aprendizaje; finalmente, se establecen los objetivos educativos, y cada objetivo incluye tanto el comportamiento como el contenido, aclarando así las responsabilidades de la educación.

Taylor cree que las metas son metas deseadas conscientemente, es decir, los resultados que el personal escolar espera lograr. Los objetivos de la educación son seleccionar materiales, delinear el contenido, desarrollar procedimientos de instrucción y establecer estándares para pruebas y exámenes. Los principios curriculares de Taylor enfatizan el papel principal de los objetivos curriculares.

Una vez determinados los objetivos educativos, el problema al que nos enfrentamos es decidir qué tipo de experiencia de aprendizaje, porque sólo a través de la experiencia podemos aprender y alcanzar los objetivos educativos. "Experiencia de aprendizaje" no equivale al contenido involucrado en una materia, ni a las actividades realizadas, sino que se refiere a la interacción entre los estudiantes y las condiciones externas del entorno.

Resultados de la evaluación docente de Taylor

La evaluación es el proceso de descubrir qué parte de una experiencia de aprendizaje realmente conduce a los resultados esperados. El propósito de la evaluación es probar de manera integral si la experiencia de aprendizaje es realmente efectiva. Y orientar a los docentes para lograr los resultados deseados. El proceso de evaluación es esencialmente el proceso de determinar en qué medida el currículo y la enseñanza logran realmente sus objetivos.

La evaluación educativa implica al menos dos evaluaciones: una en las primeras etapas del programa educativo y otra en las últimas etapas con el fin de medir los cambios ocurridos durante este período. En cuanto a los resultados de la evaluación, Taylor cree que no debe ser una sola puntuación o un único término descriptivo, sino un diagrama anatómico que refleje la situación actual del estudiante. La evaluación en sí tiene como objetivo que los profesores, estudiantes y personal relacionado conozcan la eficacia de la enseñanza.