El origen del zar
El origen del sistema zarista se remonta al siglo XVI, cuando Iván IV fue establecido como zar para demostrar la soberanía absoluta sobre el estado ruso. A partir de entonces, Zar se convirtió en el título oficial del Imperio Ruso y duró hasta la Revolución Rusa de 1917.
El zar tenía un poder ilimitado. Eran monarcas teocráticos, considerados agentes de Dios. Gozan de soberanía absoluta y pueden dictar leyes, recaudar impuestos, nombrar funcionarios y decidir políticas nacionales. La autoridad de los zares provenía de su sangre y se les consideraba el pueblo elegido de Dios y poseían legitimidad divina.
El gobierno del zar
El gobierno del zar tuvo un profundo impacto en el desarrollo del Imperio ruso. Estaban comprometidos con la expansión del territorio ruso y lograron este objetivo a través de una serie de medios bélicos y diplomáticos. El zar Pedro el Grande fue uno de los zares más influyentes de la historia de Rusia. Llevó a Rusia a una nueva era mediante una serie de reformas y medidas de modernización.
El gobierno del zar también tuvo un profundo impacto en la sociedad rusa. Implementaron un sistema feudal que ligaba a los campesinos a la tierra y los convertía en vasallos de la nobleza. Esto provocó desigualdad e inestabilidad social, que culminó en la Revolución de 1917 en Rusia.
La decadencia y el fin del zar
El gobierno del zar enfrentó serios desafíos a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En Rusia estallaron una serie de levantamientos campesinos y movimientos sociales que exigían reformas y democratización. El reinado del zar Nicolás II fue considerado el más débil y su gobierno fue incapaz de responder eficazmente al malestar social.
En 1917, estalló la Revolución de Febrero en Rusia y el zar se vio obligado a abdicar. Posteriormente, la Revolución de Octubre condujo al establecimiento del poder soviético y marcó el fin del zarismo. El zar Nicolás II y su familia fueron exiliados a Siberia y asesinados en 1918.