El impuesto al consumo cubre una gama de bienes imponibles que se seleccionan para regular el mercado, salvaguardar los intereses públicos y promover el consumo sostenible a través de la política fiscal. Las siguientes son las cinco categorías principales de bienes de consumo sujetos a impuestos:
Primero, incluidos bienes especiales que tienen un impacto negativo en la salud, el orden social y el medio ambiente, como productos de tabaco (como cigarrillos), bebidas alcohólicas , fuegos artificiales y petardos, palillos desechables de madera y suelos de madera maciza, etc.
En segundo lugar, los artículos de lujo y no necesarios, como joyas caras y jade, relojes de alta gama, cosméticos y equipos de entretenimiento de alta gama, como pelotas de golf y equipos de golf, están incluidos en el alcance de impuestos.
La tercera categoría son los elevados consumos energéticos y los bienes de consumo de lujo, como yates privados, coches (de 250 ml de cilindrada o más), etc. El objetivo es fomentar opciones de consumo que ahorren energía y sean respetuosas con el medio ambiente.
La cuarta categoría son los consumibles con recursos no renovables, como el petróleo refinado. Esta parte del impuesto tiene como objetivo proteger los recursos y la sostenibilidad ambiental.
Finalmente, los neumáticos de automóvil alguna vez estuvieron incluidos como bienes sujetos a impuestos, pero la recaudación de impuestos se detuvo desde el 1 de diciembre de 2014. El impuesto al consumo se aplica como un impuesto sobre el precio y se paga principalmente durante las etapas de producción, procesamiento e importación. En última instancia, el impuesto lo soportan los consumidores. Este sistema guía a los consumidores a elegir productos más ecológicos y económicos.
En general, el impuesto al consumo es una herramienta importante para que el gobierno logre la regulación económica y los objetivos de protección ambiental mediante el control del consumo de productos básicos específicos. Se recauda indirectamente durante la circulación de mercancías, lo que garantiza la equidad y el efecto regulador de los impuestos.