2. La lluvia primaveral que tiñe el mundo de verde desaparece silenciosamente en el suelo. Maestro, eres la lluvia primaveral que alimenta nuestros corazones. Te estaremos eternamente agradecidos.
Eres estricto con nosotros y das ejemplo con tus propias acciones. Una vez realizadas sus sugerencias, peticiones e incluso pedidos debemos hacerlo, pero siempre nos hace creer profundamente y actuar conscientemente. Esta es la alta imagen que dejaste en mi corazón.
4. Eres el fuego de carbón en el duro invierno, el trampolín en el agua turbulenta bajo la sombra de los árboles en el caluroso verano y el faro en el mar brumoso: maestro, tú guías. Por ejemplo, educar bien a la gente y estar dispuesto a subir la escalera ¡Es inolvidable!
Algunas personas dicen que los profesores son como las montañas, porque las montañas son nobles y respetadas. También quiero decir que los profesores son como el mar, porque el mar es vasto e inconmensurable.
6. Tu voz y tu sonrisa siempre destellan ante mis ojos; eres un carácter y una personalidad que siempre quedará atesorada en lo más profundo de mi memoria.
7. Cuando los pájaros encuentran viento y lluvia, se esconden en sus nidos; cuando hay viento o lluvia en sus corazones, siempre se esconden en tus brazos - Maestro, tú eres mi paraguas y parabrisas protector, ¿por qué? ¿No? ¡Gracias!
8. Gracias a tu amor y trabajo duro, tendrás la belleza de los melocotones y las ciruelas, y el color dorado del arroz y del trigo. Que mi gratitud se convierta en un ramo de flores que nunca se marchitará y traerá fragancia a tu vida.
9. Vacío, determinación, humildad, sencillez: esta es la canción que me enseñaste a cantar, este es el camino de la vida que me guiaste a tomar.
10. No eres actor, pero atraes nuestros ojos hambrientos; no eres cantante, pero haces tintinear el manantial del conocimiento y cantas canciones encantadoras; no eres escultor, sino que modelas; las almas de los jóvenes... Maestro, ¡cómo olvidarte!
11. Nunca olvidaré tus amables palabras, que lavaron el polvo y el barro de mi corazón; nunca olvidaré tu poderosa exhortación, parecida al viento del este, a reunir el coraje para seguir adelante. Maestro, ¡te estoy agradecido toda mi vida!
12. Cuando recogemos los frutos de la cosecha, lo que te dejas son pelos blancos en las sienes manchados de polvo de tiza. ¡Te saludo, querido maestro! Quiero volver a mirarte a los ojos, volver a escuchar tus conferencias, volver a tomar tu mano y agradecerte sinceramente, con toda mi sinceridad.