Al principio me costaba expresarme en inglés. Cada vez que hago lo mejor que puedo para hablar inglés en clase, mis compañeros se ríen de mí. Desde entonces, nunca he tenido la confianza para hablar inglés. Sufrí mucho en clase porque no quería quedar mal delante de mis amigos. Poco a poco descubrí que esto no tenía nada que ver con mi aprendizaje del inglés. Me quedé en ridículo. Me di cuenta de que la mejor manera de demostrar mi valía es estudiar más y ponerme al día con los demás. Así que aproveché cada oportunidad para hablar inglés en clase y en conversaciones libres. Además, leo por la mañana todos los días. He estado trabajando hasta ahora.
Para mi gran alegría, ahora puedo hablar un inglés maravilloso. La experiencia fue dolorosa, pero también gratificante.