El pájaro con la espina en el pecho, sigue una ley inmutable; se deja llevar por no sabe qué empalarse, y muere cantando en el mismo instante en que la espina entra no hay conciencia en él. es de los moribundos por venir; simplemente canta y canta hasta que no queda vida para pronunciar otra nota. Pero nosotros, cuando nos ponemos las espinas en el pecho, lo sabemos. hazlo.
No sé si esta es la última frase que quieres.