Poema en prosa de 400 palabras de mi madre

Hay un hombre que es el más grande. Hay una persona que es la más asombrosa. Hay una persona que es la más diligente. Hay una persona que está más atenta. ¿Quién es ella? Ella es mi madre.

Todas las madres son iguales. Cuando seamos árboles pequeños, nos podarán con cuidado y nos cuidarán como jardineros trabajadores. Para convertirnos en árboles imponentes, no importa lo difícil que sea, sólo elegimos avanzar y no retroceder.

Mi madre es una de esas madres. Hay un corazón extraordinario bajo la apariencia ordinaria. Es una persona indispensable en el camino del crecimiento. Ella me hizo entender muchas cosas. Ella me enseñó que tengo que creer en mí mismo cuando afronto las dificultades. Ella me enseñó a llevarme bien con la gente. Ella me hizo entender dónde caer y volver a levantarme... en definitiva, aprendí mucho.

Parecía tan pequeña en el ajetreo y el bullicio de la ciudad. Para evitar que llegáramos tarde a la escuela, ella se levantaba temprano todos los días para prepararnos el desayuno y hacer las tareas del hogar. El paso del tiempo ha provocado que aparezcan arrugas en su rostro que alguna vez fue hermoso, y hay algunos cabellos blancos deslumbrantes escondidos en su cabello negro, pero en mis ojos, ese es el paisaje más hermoso.

Mi madre es una mujer muy fuerte a mis ojos. Puede que sea su personalidad la que determine su destino. Puede soportar dificultades que otras mujeres no pueden y hacer cosas que otras mujeres no pueden.

Esta es mi madre, una madre extraordinaria. En definitiva, queda la misma frase: "Ella es una persona indispensable en el camino del crecimiento".