Ya en la antigua China los enterradores no tenían esta profesión, sino que procedían de Occidente. Todos los días se ocupan de restos humanos sin vida, realizan reparaciones cosméticas en los cadáveres, se aseguran de que puedan regresar a la carretera intactos y hermosos y también brindan consuelo a sus familiares vivos, lo cual es digno de respeto.
Los funerarios son una profesión misteriosa y especial, y pocas personas conocen su existencia. Inevitablemente, mucha gente siente curiosidad por ellos y su trabajo. Es posible que enfrenten la desaprobación de sus familiares y dificultades en su vida amorosa. Sin embargo, hicieron los últimos trámites para que el fallecido pudiera caminar dignamente. Son los "últimos puestos de la vida" y merecen el respeto de todos.