El radón no es un elemento común y por tanto poco conocido. Sin embargo, sin saberlo, puede convertirse en un asesino invisible. El radón es un gas radiactivo, inerte, incoloro e inodoro. Su existencia sólo puede detectarse con instrumentos especializados. Debido a la radiactividad, su principal daño para los humanos es el desarrollo de cáncer de pulmón. Las estadísticas muestran que el radón es la segunda causa de cáncer de pulmón, después del tabaquismo. Y entre los no fumadores, la contaminación por gas radón es la principal causa de cáncer de pulmón.
En la atmósfera en la que vivimos, la presencia de radón es completamente insignificante y no provocará daños a nuestra salud. El radón natural se produce por la desintegración de elementos radiactivos como el uranio o el radio. Generalmente se encuentra en suelos profundos, pero también puede aparecer en la superficie debido a la minería, la construcción o cambios naturales. La distribución del radón también es muy regional y el contenido de radón será mayor en lugares donde abundan el mármol y el esquisto.
El gas radón es muy pesado, por lo que se acumula en lugares relativamente bajos. Si una casa está construida sobre un suelo que contiene radón, el gas radón filtrado puede acumularse lentamente en el aire del sótano con mala ventilación, causando daños a las personas. Si vive en una zona donde hay radón y tiene un sótano, debe hacer que un profesional lo revise. Además, mejorar la ventilación del sótano es una medida eficaz para evitar la acumulación de gas radón.