La ropa masculina de aquella época era lujosa y complicada, con cuellos plisados decorados con exageradas "medias de vaina" y con incrustaciones de "colgantes".
El cuello plisado está sostenido por una estructura de metal. Al principio es pequeño y luego se vuelve cada vez más exagerado, llegando incluso a ser tan grande como los hombros.
A partir de mediados del siglo XVII, este tipo de decoración poco a poco fue pasando de moda.