No estás acostumbrado a ella. Cuando la golpeas y la regañas, le has enseñado a insistir en hacer amigos primero.
A los tres años es cuando los niños forman hábitos.
La próxima vez que pierda los estribos, no te quedes ahí y la regañes. Agáchate, toma su mano y mírala a los ojos. Definitivamente verás la injusticia en ello, no la terquedad.
A veces lo que los niños quieren no es algo, sino la atención y el amor de sus padres.
Dale palmaditas en el brazo y dile que no hoy sino la próxima. Ella definitivamente estaría de acuerdo. Pruébalo.
En cuanto a esto, ¿cómo se puede vincular con recompensas por el buen desempeño la próxima vez?
Lo más importante es que los niños no puedan hacer trampa. Si dicen que sí, deben cumplir. De lo contrario, no te creerá la próxima vez.