La educación en integridad es una de las tareas primordiales de la construcción moral y el desarrollo social. El cultivo de la integridad es una garantía importante para el crecimiento saludable de los jóvenes. La honestidad es el resultado de los hábitos educativos y del actuar diario. No sólo los valores inculcados, sino también parte de la práctica de la vida. Al enseñar los principios de la honestidad, también podemos enseñar a los niños que se beneficiarán no sólo en la escuela, sino también en el hogar y la comunidad. Al mismo tiempo, a través de cursos como este, promovemos la concientización sobre conductas negativas y transformamos estas gestión y soluciones en acciones más constructivas.
La educación en integridad es uno de los factores importantes para promover el desarrollo armonioso de la sociedad. De hecho, todos los temas de cualquier sociedad y eficiencia que construyamos se derivan del espíritu de integridad. Esto es similar a la teoría moral de la conciencia. Sólo incorporando estos espíritus en nuestra vida diaria podremos comprometernos mejor con la armonía social. Es decir, bajo la protección de la educación en todos los niveles, nuestra sociedad puede volverse más abierta y armoniosa, brindándose a sí misma y a los ciudadanos de la comunidad un nuevo espacio para el cuidado mutuo, los intereses de equipo original y la construcción armoniosa.