Por la noche, las calles de la ciudad se llenan de silencio. Sólo había un grupo de niños jugando bajo las farolas. Persiguen, ríen, saltan, juegan al fútbol y disfrutan de su momento feliz.
Los niños bajo las farolas provienen de diferentes familias. Algunos son huérfanos en las ciudades, otros son niños abandonados en las zonas rurales y algunos son niños de familias pobres. Sus vidas no son ricas, pero tienen una felicidad infinita.
Los niños bajo las farolas no tienen televisores, ordenadores ni consolas de juegos, pero sí una gran imaginación y creatividad. Hacen juguetes con las manos y crean juegos con el cerebro. Jugaban alegremente con una pelota hecha de batatas y una cometa hecha con palos de madera volaba alto. Su felicidad no depende de las cosas materiales, sólo de un corazón puro.
Los niños bajo la farola, no tienen un escenario magnífico, pero tienen un deseo ilimitado de actuar. Ensayaron bailes, representaron parodias y cantaron canciones infantiles bajo las luces de la calle. Muestran su talento y pasión. Aunque sus actuaciones son sencillas, están llenas de inocencia y vitalidad.
Los niños bajo las farolas no tienen zonas de juego lujosas, pero se divierten infinitamente. Jugaban al escondite, al escondite y a la rayuela bajo las farolas. Usan su sabiduría y coraje para crear juegos interesantes. Aunque su juego es sencillo, está lleno de inocencia y amistad.
Los niños bajo la farola, no tienen una mesa de comedor preciosa, pero sí un sinfín de delicias. Compartieron la comida que trajeron bajo las farolas e intercambiaron especialidades de sus pueblos de origen. Aunque su comida es sencilla, está llena de familia y amistad.
Los niños bajo la farola, no tienen camas lujosas, pero sí sueños infinitos. Pidieron deseos bajo las farolas, esperando un futuro mejor. Aunque sus sueños son simples, están llenos de esperanza y coraje.
Los niños bajo la farola, aunque viven en la pobreza, tienen una felicidad infinita. Utilizan su inteligencia y creatividad para crear su propio mundo. Persiguen su futuro con sueños y valentía.
Los niños bajo las farolas son la esperanza de la ciudad y el futuro del país. Prestémosles atención, preocupémonos por ellos y brindémosles más atención y ayuda. Que su felicidad ya no exista sólo bajo las luces de la calle, sino que se transmita y se extienda por toda la sociedad.