1. Tener determinadas capacidades profesionales o experiencia laboral, como construcción, maquinaria, electrónica, servicios, etc. , y ser capaz de adaptarse a diferentes entornos laborales y diferencias culturales.
2. Contar con cédulas de identidad, pasaportes, visas y otros documentos legales, y poder pasar los exámenes físicos, de seguridad y legales pertinentes.
3. Tener ciertas habilidades en idiomas extranjeros, como inglés, japonés, coreano, árabe, etc. , y poder comunicarse básicamente.
4. Tener cierta capacidad financiera y poder hacerse cargo de parte de los costes de trabajar en el extranjero, como honorarios de agencia, billetes de avión, primas de seguros, etc.