Sin proceso, no hay resultado; sin resultado, el proceso se verá comprometido e incluso no tendrá valor ni significado. Esta debería ser una verdad muy simple. Pero en realidad, algunas personas sólo buscan los resultados a ciegas, o sólo preguntan sobre los resultados e ignoran el proceso, mientras que otras sólo prestan atención al proceso e ignoran los resultados.
Cabe decir que ambas actitudes son erróneas e incluso perjudiciales. Las personas que solo se preocupan por los resultados e ignoran el proceso harán que el proceso sea incontrolable e incluso deformado. Para lograr el objetivo, pueden hacer lo que sea necesario y sin importar el costo; las personas que solo se preocupan por el proceso e ignoran los resultados; Es probable que consigas la mitad del resultado con la mitad del esfuerzo y sea en vano.
Como dice el refrán: Sin dolor no hay ganancia. Cultivar es el proceso y cosechar es el resultado. En términos generales, el proceso es directamente proporcional al resultado. Cada resultado debe ser la superposición del proceso y un resultado natural. Si no se puede lograr el resultado esperado, significa que hay problemas, fallas y errores en el proceso. Hay que comprobar y reflexionar sobre cuál es el problema en qué eslabón, en qué proceso y en qué cadena.
Como dice el refrán: el proceso determina el éxito o el fracaso. Si desea lograr el éxito profesional y lograr resultados tangibles, debe trabajar duro en lo ordinario, diario y regular, y hacer esfuerzos arduos y, a veces, incluso prolongados y dolorosos.
Cabe señalar que el proceso es necesario para el resultado, pero el resultado no es necesariamente el resultado inevitable del proceso. Por lo tanto, debemos prestar más atención al proceso que al resultado, y debemos hacerlo. Trata el proceso con una actitud tranquila y sosegada hacia el resultado. Hazlo con cuidado, hazlo con solidez y hazlo a la perfección.