Prosa lírica que alaba los melocotones amarillos enlatados

Un dedo pasó volando, deslizándose silenciosamente entre las yemas. El viento era tan ligero como las nubes, salpicando fragmentos de tiempo. Todo crece desenfrenadamente bajo este suave toque, y donde pasa el tiempo, la fragancia del tiempo se talla silenciosamente. El tiempo es tranquilo y distante. Aprecia el hermoso sol y el sol brillante frente a ti. El camino que has recorrido se vuelve gradualmente borroso y se convierte en un pasado inolvidable. Son estos pasados ​​profundos o superficiales los que agudizan nuestra mente y nos enseñan a crecer. En el mundo impredecible, comprendo el valor de la vida. En la vida colorida, me doy cuenta de la frialdad del mundo. Amplíe sus horizontes, amplíe sus horizontes y comprenda las ganancias y pérdidas. En los altibajos de la vida, soy más indiferente y pacífico. El sabor de la vida es suave.

La vida ocupada va y viene. Siempre quiero encontrar una tierra pura para mi alma, un oasis donde los árboles crezcan a la sombra. Incluso en lugares donde no hay luz del sol, mi corazón todavía se apoyará en la luz del sol brillante, sintiéndose tranquilo y pacífico. Mi corazón se ilumina de repente, como en este momento de tranquilidad. Mirando hacia atrás de repente, la vida es sólo una avalancha de viajes. Los años fugaces se escapan entre los dedos, dejando un poco de soledad y melancolía.

Las cuatro estaciones cambian constantemente y las plantas pueden crecer año tras año. Sin embargo, las cosas siempre son impredecibles y siempre hay tanta impotencia en la vida que entristece a la gente. Si es posible, permíteme aprovechar el tiempo que me queda de vida para hablar de un amor eterno, dejar pasar los años, coger una hoja verde del tiempo y contárselo a mi corazón.