Nos guste o no, la vida siempre nos insta a seguir adelante. Habrá estufas de gas dondequiera que la gente haga las maletas, parta, camine, se quede y se detenga.
No importa lo lejos que llegues, en el corazón de las personas, sólo el sabor de la ciudad natal es familiar y obstinado. Es como un sistema de posicionamiento del gusto: un extremo está encerrado en un lugar extranjero a miles de kilómetros de distancia y el otro extremo siempre está vinculado a la ciudad natal en lo profundo de la memoria.
Los viajes de Half-Life traen consigo una rica fortuna familiar, repleta de hijos y nietos. En última instancia, el punto de partida y el punto final del viaje de una vida es dónde está su hogar. Esta es una creencia sostenida por los chinos durante miles de años. Es simple pero poderosa.