Es posible que aquellos voluntarios que fueron al frente de las zonas de desastre hayan dudado y luchado al igual que esa señora.
Pero al final, se volvió firme en una noble emoción.
Es un sentimiento compartido del sufrimiento de los demás.
Nadie es una isla, todos somos uno.
Es un momento en el que la gente se libera de la estrechez y construye con brillo el cielo estrellado más brillante.
Desde la perspectiva del vasto cielo estrellado, las personas son sólo una mota de polvo, pero esta simpatía nos da
En esa enorme soledad, el temblor más profundo del alma.
Siento que nunca caminaré solo.
2. Por muy severa que sea la tormenta, siempre habrá gente que lo arriesgará todo para protegernos.
Aunque no sé tu nombre, déjame decirte gracias.
No importa lo difícil que sea, siempre habrá personas que atravesarán el fuego y el agua para llevar la carga por nosotros.
Aunque no sé dónde estás, déjame decirte gracias.
Todos somos una familia, cogidos de la mano en todo el mundo.
No importa si llueve o hace viento, caminamos de la mano.
Somos todos una familia, conectados desde todas partes del mundo.
No importa lo difícil que sea, estaremos uno al lado del otro.