Abre tu puerta.
Déjame entrar, déjame entrar.
Ve a tu cabaña.
Traje un ramo de flores doradas.
Llevo conmigo la fragancia del bosque.
Aporto luz y calidez.
Estoy cubierto de rocío.
Levántate, levántate.
Levanta la cabeza de la almohada.
Abre las pestañas.
Que tus ojos vean mi venida.
Que vuestros corazones sean como cabañas.
Abre sus ventanas cerradas hace mucho tiempo.
Déjame traerte el ramo, el aroma y la luz.
El calor y el rocío llenan el espacio de tu alma.
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(Original en Internet)
En la juventud, somos adolescentes felices; cuando se pone el sol, extrañamos un mañana mejor. No sé cuándo empezamos a comprender que nuestros errores y la nostalgia han aflorado en nuestro corazón. ¿Por qué es tan intensa la amargura del tiempo? Recuerdos, ignorancia infantil y risas secretas; durante el viaje, el paisaje ha perdido hace tiempo la fragancia original de la infancia y está marcando el comienzo de la brillante y hermosa gloria...