Desde un punto de vista práctico, los adjetivos se pueden dividir en dos categorías: descriptivos y restrictivos.
La mayoría de los adjetivos son descriptivos. Pueden referirse a las cualidades de las personas, como Shakespeare, Darwin, Marx, Hercúleo, o las características de algo, como bíblico, solar, celestial, o pueden estar relacionados con nombres de lugares, como japonés, ro- hombre, parisino, o relacionado con un determinado material, como valiente, aireado, terroso, puede referirse a la apariencia, como largo, colorido, cuadrado, o a la naturaleza, como fuerte, nocivo, duradero, o a la emoción, como como enojado, triste, encantado, etc.
El otro tipo se llama adjetivos definitorios. No hay muchos adjetivos de este tipo, sólo unas pocas docenas. Pero se utilizan mucho y son importantes. Pueden expresar cantidad, como mucho, poco, o número, como muchos, numerosos, pocos, cinco. Lo más importante es que pueden significar "¿cuál?", como: esto, aquello, todos, cualquiera, alguno, cada, cualquiera, ambos, el, a, que también se llaman demostrativos.