Escuela primaria de Bajiao

Cuando era niño, iba a la naturaleza a recoger cosas con mis profesores y amigos mayores, como trepar a los árboles para atrapar cigarras, recoger manzanas y melocotones, etc. Muchos niños de hoy nunca han experimentado este tipo de experiencia de vida. Si los maestros pueden llevar a estos niños a experimentar la diversión de la madurez alimentaria, muchos niños tendrán buenos recuerdos de su infancia. Pueden conocer el crecimiento y la maduración de los plátanos, estar llenos de esperanza para todo y llenos de miedo ante la vida. Este tipo de infancia es mucho más significativa que quedarse en el aula.

Hay un plátano en la escuela, lo que hace que muchos niños codicien sus frutos. Una escuela primaria de Yunnan tiene un plátano, lo que hace felices a muchos niños cuando lo comparten. Poder recoger plátanos una vez hará que la infancia de un niño sea diferente. En muchas ciudades, los niños no tienen tiempo para experiencias extraescolares. No saben mucho sobre cómo se deben cultivar los cultivos y cómo deben crecer los árboles frutales. Realmente nunca han tenido la experiencia de arrancar malezas y plantar árboles en los campos, ni se han subido a los árboles para saborear frutos maduros.

Aunque la economía de Yunnan no es tan buena como la de las ciudades costeras, pueden experimentar la auténtica vida rural, lo que permite a los niños rurales sentir la vida infantil de una nueva generación después de estudiar, entrar en la infancia de sus padres y maestros. y vivir una vida sin preocupaciones. Este tipo de infancia es una infancia feliz. No es necesario quedarse en el aula escuchando al profesor. Una práctica extracurricular puede permitir que los niños aprendan más profundamente sobre el conocimiento de los libros de texto. Al probar los plátanos, los estudiantes también pueden sentir la alegría que les brinda compartirlos. Basta con que los alumnos coman juntos la misma comida y sientan el calor que aporta la misma tierra.

Este tipo de infancia ha ido desapareciendo poco a poco en las aulas de la nueva generación de alumnos. En la infancia, los niños no trepan a los árboles ni arrojan sacos de arena como lo hacían las generaciones anteriores. Se quedan en casa viendo dibujos animados y jugando en sus teléfonos móviles. La sensación de experiencia que aporta la tecnología ha hecho que los niños se sientan menos felices, pero jugar en la naturaleza y en los campos también es algo que esta generación de niños echa de menos en su infancia.