Cuando decidí ampliar mi vocabulario, mi mala memoria se sumó a la dificultad. Las palabras en inglés son tan difíciles de recordar que sólo puedo recordarlas por un tiempo.
No escatimé esfuerzos para superar las dificultades y finalmente lo logré. Para distinguir los matices de los sonidos nasales y no nasales, me obligo a hablar mandarín todos los días. Cada vez que empiezo a hablar inglés, me recuerdo a mí mismo la diferencia entre "noche" y "luz".
Al principio pensé que esto no era natural, pero con el tiempo me acostumbré a hablar así. En cuanto a mi mala memoria, abandoné la memoria mecánica y probé muchos otros métodos nuevos. Finalmente, encontré un método que funcionó mejor para mí: memorizar palabras en inglés mediante raíces y afijos. Así superé algunas dificultades para aprender inglés.