En términos de propósito, es transformador. Todas las leyes, reglamentos y sistemas disciplinarios están establecidos para garantizar el orden normal. El objetivo final es frenar las palabras y los hechos de los delincuentes, corregir sus malos hábitos y promoverlos para que desarrollen buenos hábitos de comportamiento con la premisa de castigar los delitos. Al mismo tiempo, ofrece garantías para que los delincuentes implementen reformas educativas y laborales, transformando así en última instancia a los delincuentes en nuevas personas. Los delincuentes deben comprender plenamente las características de la reforma de la disciplina penitenciaria, a fin de respetar conscientemente la disciplina penitenciaria y acelerar el ritmo de su propia reforma.
2.
La función de supervisión y disciplina es un lugar para castigar y reformar a los delincuentes, y debe estar garantizada por una estricta disciplina. De lo contrario, la prisión perderá su función dictatorial. Por tanto, todo delincuente debería aprender una lección de la naturaleza de la prisión.