Robespierre fue una figura importante durante la Revolución Francesa. Promovió activamente el proceso revolucionario, llevó al pueblo francés a aplastar la intervención armada de las monarquías europeas y reprimió la rebelión contrarrevolucionaria de Gironda. Tomó una serie de medidas radicales, como implementar una política de terror e imponer límites de precios a la burguesía. Aunque estas medidas tenían como objetivo derrotar al enemigo, también provocaron resistencia entre el pueblo.
A pesar de ello, la posición de Robespierre en la Revolución Francesa sigue siendo inquebrantable. Fue llamado un "hombre incorruptible", lo que reflejaba su postura firme entre los revolucionarios y su estatus en el corazón del pueblo.
Sin embargo, en 1794, los fanáticos dieron un golpe de estado, arrestaron a Robespierre y lo ejecutaron. Esto se debió principalmente a que, en el proceso de dirigir la revolución, Robespierre reprimió brutalmente a las facciones de izquierda y derecha de los jacobinos para equilibrar el poder dentro del partido, lo que provocó reacciones violentas e insatisfacción. Al mismo tiempo, sus políticas radicales también provocaron malestar e insatisfacción social. Después del golpe de Termidor, Robespierre fue arrestado y ejecutado.
En general, a Robespierre se le llama “un hombre incorruptible” principalmente por su firme postura revolucionaria y su contribución a la Revolución Francesa. Sin embargo, su forma de gobernar fue demasiado radical y cruel, lo que despertó descontento y resistencia social, y finalmente desembocó en su trágico final.