Los detalles determinan el éxito o el fracaso, y el carácter determina el destino. Tomemos como ejemplo un personaje de la historia.

En 1485, Carlos III de Inglaterra y el conde Enrique libraron una batalla decisiva en Bosworth.

Antes de la guerra, su mozo de cuadra le preparó un caballo, pero le faltaba un clavo al herrar el caballo.

Por falta de este clavo, esta herradura se perdió durante la marcha.

Durante la guerra, el caballo de guerra fue derribado por el enemigo debido a la falta de esta herradura. Como resultado, el rey fue capturado y Carlos III perdió la guerra y el país.

Esta historia muestra que los detalles determinan el éxito o el fracaso.