La tasa de aportación de las exportaciones netas al PIB en el primer trimestre fue del -3,23%. La razón detrás de esto es el rápido crecimiento de las importaciones de materias primas, que provocaron una caída del PIB del -2,4% en el primer trimestre. El principal lastre para el PIB en el segundo trimestre provino de la inversión privada en inventarios, que latró un -2,01% el crecimiento del PIB. La actual relajación del entorno monetario estadounidense definitivamente traerá algunos beneficios a las economías emergentes. El reciente endurecimiento de estas condiciones ha tenido consecuencias bastante nefastas para ellos.
De hecho, reduce su acceso a los mercados internacionales de capital; aumenta el riesgo de impagos de deuda, especialmente para los países de bajos ingresos, y socava la estabilidad de sus monedas, convirtiendo incluso a las centrales más sofisticadas; Los bancos tienen problemas para estabilizar los precios. La opinión de que el capital regresará a los mercados emergentes después de la recesión estadounidense tiene cierta base histórica. Dos períodos merecen una consideración especial: principios de la década de 1990 y las secuelas de la crisis financiera mundial de 2008. Las recesiones que experimentó Estados Unidos entre 1990 y 2007 duraron 8 y 18 meses respectivamente.
Ambos acontecimientos han aliviado significativamente las condiciones monetarias estadounidenses, ayudando a desencadenar entradas de capital a las economías emergentes después de un período de aversión al riesgo similar al que hemos experimentado recientemente. La contracción del PIB en los últimos dos trimestres puede haber exagerado los signos de recesión en la economía. ¿Una reversión en los próximos trimestres? ¿Efecto látigo? Es probable que el impacto sobre la inversión en inventarios disminuya. El retraso en el inventario minorista no solo se debe al enfriamiento de la demanda de los consumidores, sino que también refleja el desajuste estructural entre la oferta y la demanda causado por los cambios en los hábitos de consumo después del brote.
Durante la epidemia, los consumidores estadounidenses aumentaron su consumo de muebles, electrodomésticos y otros bienes relacionados con el hogar, y el exceso de inventario de los minoristas se concentró principalmente en estas categorías. A medida que se reanudan gradualmente las actividades sociales y de entretenimiento, la demanda de los consumidores se ha centrado en ropa, cosméticos y otros productos básicos.