Saben mejor que los adultos qué son la compasión y la tolerancia.
En su mundo se presentan todas las ideas reales.
Pueden fácilmente estar en desacuerdo con los demás, pero nunca entienden qué es la hostilidad.
Les gusta hacer amigos, pero nunca piensan en construir una red social. Cada niño habla desde el corazón, sin planes malvados ocultos ni intrigas.
Sólo a la manera de un niño podemos los adultos hacer nuestra vida más sencilla, más real y más agradable.
Espero que el corazón de todos sea tan puro y hermoso como lo fue en la infancia. Entonces, ¿puede haber muros entre nuestros corazones? Si lo descompusiéramos, el mundo sería un lugar mejor para vivir.