Hoy en día, el mundo está cada vez más conectado. El comercio ha aumentado y más personas que nunca se desplazan entre países. Sin embargo, miles de millones de personas todavía viven en la pobreza y en muchos lugares la brecha entre ricos y pobres se está ampliando. Este artículo explorará los argumentos a favor y en contra de ayudar a los países pobres.
Hay muchas razones para ayudar a los países pobres. En primer lugar, hay razones humanitarias. Al igual que las personas que donan a organizaciones benéficas, muchos países creen que es su deber religioso, social o moral ayudar a las personas de otros países que sufren hambrunas, sequías, guerras o enfermedades. Sin embargo, muchos países ricos también donan por razones políticas o diplomáticas. Desean mantener una relación de dependencia con el destinatario o simplemente influir en la dirección del gobierno y del país. Otra razón por la que muchos países ayudan a los países pobres es económica. Los donantes tal vez deseen controlar el suministro de productos básicos como petróleo, agua o trigo. O los países más ricos tal vez quieran asegurar mercados para sus propios productos, ya sean aviones, computadoras o zapatos.
Sin embargo, si bien nuestra humanidad nos hace querer ayudar a poner fin a la pobreza y el sufrimiento, debemos analizar las necesidades reales de los países pobres e implementar soluciones que los beneficien tanto a ellos como a nosotros.