Prosa de brisa de otoño

El viento otoñal sopla en la punta de la nariz con el olor de la estación, agitando los nervios y despertando recuerdos dormidos.

El tiempo es tan inadvertido que silenciosamente me aleja de ti, pero el duro recuerdo nunca me lo ha quitado el tiempo.

Cuando las hojas caídas abandonaron las copas de los árboles y desencadenaron una ola de recuerdos, supe que esta estaba destinada a ser una temporada de mal de amores.

El viento otoñal sopla a través de mi corazón, despertando los acontecimientos pasados ​​relacionados contigo. Esas imágenes me hacen sentir extremadamente cálido cuando pienso en ellas, pero nunca supe cómo apreciarlas en ese momento.

Especialmente en aquellos años, en tus brazos, había luz y calidez por todas partes. Bajo tu protección y mimos, sin escrúpulos hice cosas que te lastimaron, pero no lo sabía en ese momento.

El otoño es una estación brillante, pero hereda el frescor del invierno. Es esta frialdad inminente la que hace que tu amor por mí sea más perfecto.

Cada vez que la estación penetra en el corazón del otoño, tus quejas hacia mí comienzan a persistir en mis oídos. Hace frío, ponte más ropa. Esta frase se convierte en tu mantra diario. Cada vez que me vea con ropa fina, lo repetiré pacientemente una y otra vez. Pero en ese momento pensé que eras muy prolijo y, naturalmente, hice oídos sordos a tus palabras. De vez en cuando te grito cuando tengo mal genio, lo sé, lo sé.

No fue hasta que te dejé que me di cuenta de que cada frase molesta que dijiste estaba llena de tu amor infinito por mí. Sin embargo, incluso si no estoy en tu regazo todo el día en este momento, tus palabras siguen volando en cada llamada de teléfono celular. Cada vez que lo escucho, todas las células de mi cuerpo hierven y mi corazón tiembla.

Te extraño mucho al otro lado del teléfono. Creo que tú, al otro lado del teléfono, debes extrañarte tan profundamente como yo en este momento. Sin embargo, no soy bueno para expresarme y nunca he mostrado rastro de extrañarte.

El otoño fresco es hermoso, un poco triste, y te tengo en mi mente.

Siempre me haces llorar por ti con tanta facilidad, como solía hacerte llorar cuando era niño. En este otoño emotivo, algunos pequeños fragmentos relacionados contigo siempre permanecen en mi mente, persistiendo, persistiendo, contando el pasado.

Tú eres la medicina que cura mis heridas y el veneno humano que me hace sufrir.

Desde que era niño, cada vez que me han hecho daño o me han herido, me gusta decírtelo habitualmente, incluso ahora. Eres como magia y siempre haces que mi corazón se sienta cálido y lleno de fuerza.

Sin embargo, tú me enseñaste el sabor de la añoranza. Nunca sé lo que se siente extrañarte cuando estoy a tu lado. No fue hasta que te dejé que comencé a extrañarte locamente, y luego me di cuenta de que extrañarte era en realidad un dolor de nariz, y una especie de líquido latía desesperadamente en mis ojos.

Apoyándote en las cortinas otoñales, asomándote a esos recuerdos brillantes que registran eventos pasados ​​relacionados contigo.

El otoño es una estación de emociones abrumadoras. Cada lágrima esparcida en el cielo está llena de mi amor por ti.