Hay dos opiniones sobre la manipulación de la historia: una es propicia a las necesidades imperantes de la época y a la construcción social, cultural y espiritual de la época; es cierto), no son lo que los gobernantes y el pueblo quieren ver. En segundo lugar, la manipulación excesiva de la historia ha hecho que la historia pierda su apariencia original, haciendo imposible que las generaciones futuras aprendan lecciones de ella, resuman experiencias y reglas y realicen mejoras en el futuro. Desde esta perspectiva, alterar la historia es un crimen atroz.
Este no es sólo el caso de China, sino también de todos los países del mundo. Así como una persona glorifica su pasado, o glorifica su pasado como beneficioso para el presente, también lo hace la clase dominante. Mientras sea propicio para el desarrollo del presente y no obstaculice la comprensión del presente por parte de las generaciones futuras, no podemos exigir demasiado a nuestros predecesores.