Para medir si un determinado riesgo es asegurable, depende principalmente de si cumple con los siguientes cuatro estándares:
(1) El riesgo es un riesgo puro, es decir, existen sólo oportunidades perdidas y ninguna posibilidad de ganancias. No hace falta decir que nadie puede beneficiarse del daño mental.
(2) Existe una gran cantidad de riesgos similares o similares. En la sociedad actual los casos de lesiones psíquicas aumentan día a día, lo cual es un hecho indiscutible. Tomemos como ejemplo los accidentes de tráfico. Según las estadísticas, desde el 5438+0 de junio hasta el 5438+00 de junio de este año, se produjeron más de 330.000 accidentes de tráfico en todo el país, con 67.000 muertos y más de 230.000 heridos. En promedio, 40 personas resultan heridas y discapacitadas cada hora, lo que les causa diversos grados de dolor físico y daño mental. Hay tantos fenómenos de daño mental que son suficientes para cumplir con los requisitos de la ley de los grandes números y proporcionar a las aseguradoras información sobre pérdidas suficiente y precisa.
(3) La ocurrencia de riesgos es mensurable. Aunque cada lesión mental específica ocurre si, cuándo, dónde y el grado de pérdida causada después de que ocurre son accidentales e inciertos, podemos medir su probabilidad de pérdida general a través de medios científicos como la teoría de la probabilidad y la estadística matemática. De hecho, en países extranjeros, los derechos de los ciudadanos a la reputación, los derechos de retrato y los derechos de privacidad han sido durante mucho tiempo objetos asegurables. Las personas son libres de adquirir seguros según sea necesario y proteger sus derechos e intereses legítimos a través de medios económicos en lugar de medios legales. Precisamente por su poderosa función compensatoria, el seguro se conoce como "estabilizador social" y "paraguas de protección familiar". Por lo tanto, la probabilidad de daño mental se puede determinar mediante cálculo actuarial para que sea asegurable.
(4) Las pérdidas provocadas por los riesgos pueden estimarse en dinero. Debido a la naturaleza intangible del daño mental, sus consecuencias son difíciles de cuantificar y concretar en términos de dinero. Sin embargo, las leyes y regulaciones de nuestro país sobre compensación por daño mental aún están en blanco y es difícil determinar el monto de la compensación por daño mental. Se ha convertido en un problema importante en la asegurabilidad de los daños mentales y una de sus razones prácticas por las que el seguro es difícil de comercializar. En los negocios reales, puede consultar el estándar de compensación por daños sustanciales, es decir, puede determinar el monto de la compensación por daños mentales en función de una cierta proporción de la suma de los gastos médicos, gastos de nutrición, pensiones, gastos funerarios, salarios perdidos, y compensación por reducción de ingresos El monto específico se basa en La gravedad del daño mental, el tiempo y la facilidad de restauración al estado original se evalúan entre el 10% y el 200%.
En definitiva, ya sea en teoría o en la práctica, es factible contratar un seguro de indemnización por daños mentales y traerá buenos beneficios sociales. Con condiciones actuariales suficientes, si la compañía de seguros puede lanzar este seguro a tiempo, creo que debería haber amplias perspectivas de mercado.