La batalla de Moscú hizo añicos el mito de Hitler de que el ejército alemán era invencible y fue el comienzo de la desaparición de Alemania en el frente oriental. La derrota de Alemania en la Batalla de Moscú sentó las bases para la Batalla de Stalingrado, el punto de inflexión de la Segunda Guerra Mundial. La victoria de esta guerra hizo que Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, ambos países antifascistas, se dieran cuenta de que la Unión Soviética era el país que debían unirse para derrotar al fascismo. Esto mejoró enormemente el estatus internacional de la Unión Soviética en los aspectos militares y políticos. También impulsó el desarrollo de la forma de alianza antifascista.
¡Alemania sufrió su primera gran derrota estratégica en la Batalla de Moscú! El plan de la Alemania nazi para conquistar la Unión Soviética pronto fracasó. La victoria en la defensa de Moscú rompió el mito de la invencibilidad del ejército alemán y le provocó pérdidas materiales irreparables.
La derrota alemana en la Batalla de Moscú marcó la completa quiebra de la Blitzkrieg de Hitler. Esta fue la primera gran derrota de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. La victoria del Ejército Rojo soviético inspiró enormemente al pueblo soviético y a los pueblos del mundo a ganar la guerra antifascista.