Primero afrontarlo con calma
Los niños no saben controlar sus emociones. Cuando no están satisfechos con la disciplina de los adultos, pueden agitarse y adoptar palabras y comportamientos extremos. En este momento, los padres primero deben controlar sus emociones. Pueden dejar el problema a un lado y trabajar para controlar sus emociones. La ira del niño irá y vendrá rápidamente, espere hasta que se calme y luego regrese y razone con él. No se enoje cuando vea a su hijo responderle, ni siquiera darle puñetazos y patadas, porque esto no sólo no ayudará a resolver el problema, sino que hará que las emociones de ambas partes sean más antagónicas y también hará que los niños odian a sus padres. Los niños con personalidades fuertes también pueden huir de casa.
En segundo lugar, respetar y comprender a los niños
A medida que los niños crecen, las relaciones familiares también deben ajustarse en consecuencia, cambiando la situación anterior en la que los padres decidían todo y los niños simplemente obedecían. Piensen más; desde la perspectiva del niño y esforzarse por establecer una relación igualitaria y respetuosa con los niños adolescentes. Esto debe basarse en el entendimiento mutuo y estar garantizado por la comunicación. La conversación permite que ambas partes se comuniquen entre sí y solo la comunicación puede entenderse.
En tercer lugar, debemos comprender la conveniencia de criticar a los niños.
Criticar a un niño sin importar el método u ocasión, sacar a relucir todos sus errores pasados cuando un niño comete un error, menospreciarlo y ridiculizarlo arbitrariamente y criticar al niño junto con su personalidad al educarlo es esto. Un problema común entre muchos padres es el que tiene más probabilidades de provocar que los niños tengan una psicología rebelde. Si los niños son criticados frente a extraños, los niños sentirán que sus padres no les guardan las apariencias y se pondrán en ridículo en público. El resentimiento y el resentimiento fluirán naturalmente en palabras y dañarán su autoestima. Para reducir las emociones rebeldes de los niños, los padres no deben abusar de las críticas. Antes de criticar a un niño, primero hay que entender lo que pasó, distinguir la ocasión y prestar atención al método. A los niños buenos les encanta alardear, por eso debes elogiarlos más y culparlos menos. Presta atención a sus pequeños avances y busca sus puntos brillantes. Los niños que reciben elogios y estímulos con más frecuencia tendrán más probabilidades de aceptar las críticas de sus padres cuando cometan errores.
Cuarto, escuche las ideas de sus hijos
Cree una atmósfera de escucha y sea su asesor. Los padres deben intentar que a sus hijos les resulte natural hacerlo. El truco consiste en tener siempre una "atmósfera de escucha" en casa. De esta forma, una vez que los niños encuentren algo importante, vendrán a comentarlo con sus padres. Una de las mejores maneras de lograr este objetivo es pasar tiempo con sus hijos con regularidad. Si aprovechas las horas de las comidas, presta atención a tu hijo y hazle sentir valorado. Aprende a ser el consejero psicológico de tu hijo.
5. Mantén una relación de igualdad con tus hijos.
Algunos padres que están profundamente influenciados por conceptos tradicionales creen que es natural que los niños obedezcan a sus padres. A menudo se consideran mayores y están acostumbrados a mandar a sus hijos. Les gusta darles órdenes y pedirles que hagan lo que quieran. Si son un poco desobedientes, adoptarán una política de alta presión para bloquear la boca del niño. Pero estos padres olvidan que a medida que el niño crece día a día, ha empezado a tener sus propios pensamientos e ideas. Defenderá sus opiniones cuando crea que tiene razón y se resistirá cuando piense que sus padres no lo tratan de manera justa.