La humildad es una virtud noble, que se refiere a una actitud de evitación activa, concesión o humildad en acciones, palabras o psicología. La humildad se originó en las antiguas normas morales chinas y se considera una etiqueta tradicional y un cultivo moral. En la acción, la humildad suele manifestarse en darse por vencido en la competencia, evitar intereses, afrontar las dificultades y no luchar por el honor. Por ejemplo, en un autobús, alguien toma la iniciativa de ceder su asiento a alguien que más lo necesita. Esto es un signo de humildad.
En el habla, la humildad suele expresarse como una actitud humilde, educada y tolerante. Por ejemplo, cuando nos comunicamos con otros, tomaremos la iniciativa de dirigirnos a los demás, usaremos un lenguaje cortés y no nos apresuraremos a hablar ni a decir tonterías. Psicológicamente, la humildad suele manifestarse como un estado mental tranquilo y apacible. Por ejemplo, cuando nos encontremos con reveses, dificultades y contradicciones, no seremos impulsivos ni impacientes, sino que mantendremos una actitud tranquila y gentil y buscaremos la mejor solución al problema.
La modiidad es un excelente carácter moral que puede ayudarnos a establecer buenas relaciones interpersonales, potenciar la confianza y la autoestima personal en uno mismo y promover la armonía y el progreso social. En la vida diaria, debemos cultivar activamente el espíritu de humildad, tomar la iniciativa para evitar la competencia, tomar la iniciativa para sufrir pérdidas frente a los intereses, enfrentar dificultades frente a las dificultades y no luchar ni agarrar frente al honor. . Sólo así podremos mejorar continuamente nuestro cultivo moral y convertirnos en una persona verdaderamente moral y responsable.