El kantismo busca uno o varios principios morales supremos o leyes que sean abstractas y universales y que regulen a todos los seres racionales independientemente de sus especiales circunstancias históricas. Los principios y leyes del racionalismo están construidos por la razón misma y no tienen nada que ver con nuestros deseos y emociones.
El principio kantiano de autonomía expresa la libertad de un agente o persona racional, y el valor moral de nuestras acciones reside en su coherencia con los principios morales universales. En el ámbito de los destinos, los humanos deben ser respetados como destinos y no sólo como herramientas, y la creación de reinos de destinos debe ser priorizada en el comportamiento humano.
Datos ampliados
El kantismo considera plenamente las estructuras cognitivas innatas de las personas, en lugar de hablar de cosas que se pueden conocer sin estructuras cognitivas. Aunque Hegel utilizó más tarde la dialéctica para criticar este rasgo de Kant, esta crítica no lo negó completamente, sino que lo superó y unificó la estructura cognitiva humana y los objetos objetivos en la misma razón.
Esta parte de la crítica de Kant se realiza mediante la deducción trascendental, o más bien mediante la apercepción trascendental. La apercepción trascendental es una capacidad del sujeto, la fuente de la iniciativa cognitiva y el "principio supremo" del conocimiento. Sentar las bases es, por un lado, un proceso de acercarse infinitamente a una idea hipotética y, al mismo tiempo, también es un proceso de hacer posible la experiencia.
Fuente de referencia; Enciclopedia Baidu-Kantismo
Fuente de referencia; Enciclopedia Baidu-Filosofía kantiana