Los trabajadores colocaron los escalones de piedra de manera casi pausada. No necesita cemento ni ningún adhesivo. Simplemente ajustó las diferentes formas de las losas de piedra a lo largo de la ladera para que las losas de piedra estuvieran densamente empaquetadas en la ladera y se integraran con la siguiente losa de piedra.
Este trabajo aparentemente sencillo está en realidad lleno de originalidad y energía. Los trabajadores deben comprender perfectamente cada losa de piedra de diferentes tamaños y cada centímetro de ladera con diferentes pendientes.
No muy lejos, está el mar, una capa de azul y otra de índigo, sin contaminación alguna.
"¿Estos escalones de piedra pueden conducir a la orilla del mar?", les susurré a los trabajadores por temor a perturbar su trabajo.
Va moviendo las piedras que tiene en la mano una a una. Unos treinta segundos después, dijo sin levantar la cabeza: "Baja, da dos vueltas y llegarás a la playa".
Bajé de un salto los escalones de piedra emocionado, sintiéndome tan feliz como un niño. Encontré campanillas floreciendo a ambos lados de los escalones, incluso más grandes de lo habitual. Es el violeta claro más hermoso con un hermoso color y rocío esta mañana.
Cuando llegué a la playa, vi que los guijarros de la costa eran muy bonitos, nada inferiores a las campanillas. Cada grano es hermoso y único. Un barco pesquero flota sobre las olas no lejos de la costa.
Me agaché para recoger piedras.
Siempre me han gustado los guijarros a la orilla del mar, porque estas piedras nunca se esconden ni se revelan deliberadamente. Simplemente se presentan con belleza y elegancia en la costa. No tiene miedo de reír, ni rechaza los aplausos de los demás.
Las piedras, el océano, las campanillas al borde del camino y los trabajadores que se concentran en arreglar los escalones de piedra se desempeñan verdaderamente, sin ocultar nada. Este pensamiento me sorprendió: ¡Ah! ¡ah! Resulta que las cosas más bellas que nos rodean son reales, claras y cristalinas.
Desafortunadamente, este cristal es tan colorido que los ojos comunes lo confunden con vidrio.
Si queremos ver la belleza de este mundo, necesitamos un par de ojos claros; si queremos comprender el significado más profundo del universo, necesitamos un corazón claro como el cristal y sin pretensiones.