2. Ser bueno haciendo preguntas a los niños. Los padres deben ser buenos para hacer preguntas de manera oportuna basadas en los intereses y pasatiempos de sus hijos, iluminar la sabiduría de sus hijos y cultivar el temperamento de sus hijos. Por ejemplo, cuando un niño juega un juego de guerra, puedes preguntar: ¿Qué condiciones se deben cumplir para ganar? Cuando los niños juegan al ajedrez, puedes preguntar: ¿Cómo se refleja el espíritu valiente en el tablero de ajedrez? Cuando tus hijos estén jugando a la pelota, puedes preguntar: ¿Cómo manejar la relación entre individuos y grupos? ¿Cómo afrontar la pérdida o la victoria? Esto no sólo puede guiar a los niños a usar su cerebro y pensar positivamente, sino también aumentar su sabiduría en los juegos y cultivar sus buenas cualidades morales y sentimientos.
3. Cuando juegan con niños, los padres deben preocuparse por sus hijos y comprenderlos. Lo mejor es jugar con tus hijos cuando tengas tiempo libre. El domingo de Marx fue enteramente organizado por sus hijos. En este día cuenta cuentos, juega al escondite, camina y sale con los niños. Deberíamos aprender de Marx. En el proceso de jugar con sus hijos, se sentirá más joven y tendrá un lenguaje más común con sus hijos. Tus hijos estarán más cerca de ti, convencidos y dispuestos a aceptar tus sugerencias.
4. Déjate llevar. Mientras los niños traviesos y juguetones no hagan cosas malas, los padres no necesitan restringir demasiado sus actividades. La alegría de algunos niños afecta sus tareas. Los padres sólo necesitan decirle la verdad y ayudarlo a organizar su tiempo de manera razonable. No seas un niño sólo por esto. Siéntate y lee todo el día. En cuanto a los niños traviesos que han hecho algo malo, los padres no pueden complacerlos. Si lo dejas pasar, debes razonar pacientemente con tu hijo y dejar que se dé cuenta de sus errores y los corrija voluntariamente. Nunca utilices métodos simples y toscos para golpear o regañar a tus hijos.
Educar a niños traviesos requiere no sólo métodos adecuados, sino también cierta paciencia. No deberían estar tan ansiosos por el éxito como para ignorar su naturaleza juguetona.