2. Comunícate con tus hijos y deja que te recuerden cuando sus padres a veces no pueden controlarlos. Cuando sueles llevarte bien con tus hijos, es mejor contarles tus verdaderos sentimientos que pensar que a tus hijos no les va bien. ¿Qué crees que harán los niños? Diles que si tienes algo contra mamá y papá, díselo y recuérdales que no se enojen y que se lo digan lentamente.
3. Los padres pueden aprender más sobre conceptos educativos para fortalecer sus corazones y suavizar su resistencia. En su tiempo libre, los padres pueden leer más libros educativos y ver cómo otros guían y resuelven problemas similares en la crianza de los hijos. No pueden gritar, golpear o regañar a sus hijos cuando no les queda más remedio que hacer que sus hijos los rechacen cada vez más.