Generalmente se considera que papá es una persona más práctica y orientada a las habilidades, mientras que mamá está más enfocada emocional e interpersonalmente. Por lo tanto, en la educación sexual, los padres pueden enseñar a sus hijos algunos conocimientos sobre fisiología y medidas de seguridad y, al mismo tiempo, pueden animar a sus hijos a participar en algunos deportes y actividades sociales para mejorar la confianza en sí mismos y las habilidades sociales de sus hijos.
Las madres pueden prestar más atención a la salud emocional y mental de sus hijos, transmitirles valores y perspectivas de vida correctos y ayudarlos a establecer conceptos sexuales y una cognición emocional saludables. Además, las madres también pueden discutir algunas cuestiones físicas, emocionales y de género con sus hijos para que se sientan comprendidos y apoyados.
En resumen, la educación sexual requiere la participación conjunta de los padres. Ambos padres pueden aprovechar sus respectivas ventajas para brindar a los niños una educación sexual integral, científica y razonable.