Es una tendencia creciente entre los padres enviar a sus hijos al extranjero para recibir educación. Las opiniones sobre este tema varían de persona a persona. Algunos insisten en que los niños se benefician de las experiencias de estudiar en el extranjero.
Los niños pueden aprender un nuevo idioma con mayor facilidad debido a su corta edad. Además, los niños pueden aprender a ser independientes en un país extranjero. Sin embargo, otros creen que estudiar en el extranjero puede hacer más daño que bien. A algunos les preocupa que los niños no se lleven bien con sus familias o parientes anfitriones y se metan en problemas.
Además, al regresar a casa, puede resultarles difícil volver a sus antiguas formas de vida y trabajo, lo que puede provocar distanciamiento social o abandono laboral.
En mi opinión es mejor esperar a que los niños sean mayores. Sólo cuando tengan la edad suficiente podrán aprovechar plenamente la educación en el extranjero.