Muchas veces, lo que consideramos un amor hermoso es simplemente que enamorarnos de nosotros mismos.
Para mantener esta belleza, tenemos que seguir haciendo trampa.
Tanto Walter como Katie creyeron que habían encontrado el amor verdadero, pero descubrieron que todo eran ilusiones.
Sólo a través del dolor y la iluminación podemos crecer.
Kitty siguió a Walter hasta la Mansión Meitan con el corazón agonizante, llena de miedo y desesperación.
Walter se va temprano y llega tarde a casa todos los días, y rara vez interfiere en su vida. En respuesta a las preguntas de Kitty, él respondió con comentarios sarcásticos y sarcasmo.
Esta situación muchas veces hace que Kitty se sienta loca. Se menospreciaba a sí misma por seguir pensando en Townsend; comió ensalada para vengarse de Walter.
Tanto Katie como Walter se castigan a sí mismos y a los demás con estilos de vida suicidas.
Su apariencia es tan cercana que Weddington, un funcionario de aduanas cálido y amigable, puede ver a través de ellos de un vistazo. Weddington declaró sin rodeos que su comportamiento fue venir a la Mansión Meitan para suicidarse juntos.
Después de determinar que Katie debía vivir en Meitan House, el bondadoso Waddington la llevó al monasterio.
En este sencillo monasterio, Katie sintió algo inalcanzable en el espíritu. La fe y la devoción de las monjas y la abadesa dieron a este humilde monasterio un poder purificador del alma.
Katie quedó profundamente consternada por la devoción desinteresada de Walter hacia las personas que padecían cólera en esta tierra.
Todos los que conocían a Walter hablaban muy bien de él, lo que hizo que Katie se sintiera un poco emocionada y orgullosa. Al mismo tiempo, también se sentía triste: Walter, que una vez la amó tanto, nunca podría volver con ella.
Walter sentía un gran amor por aquellos pacientes. Con su amor desinteresado, se ganó el respeto del mundo y la confianza de Kitty.
En el mundo del amor, sólo dando se puede ganar.