Daño emocional
La educación represiva de los padres a menudo trata a los niños con castigos y culpas, sin comprensión. Este tipo de educación puede fácilmente hacer que los niños se sientan deprimidos, indefensos y enojados, afectando así su salud emocional.
Autoestima dañada
La educación represiva de los padres a menudo critica a sus hijos, culpándolos de sus errores y deficiencias, mientras ignora sus fortalezas y debilidades. Este tipo de educación puede fácilmente causar que los niños tengan problemas psicológicos como baja autoestima y dudas, afectando así su autoestima y confianza en sí mismos.
Depresión y Ansiedad
La educación represiva de los padres suele provocar estrés y ansiedad en los niños, haciéndoles sentir una presión insoportable. Si las cosas siguen así, este tipo de método educativo puede provocar fácilmente problemas psicológicos como ansiedad y depresión.
Psicología del conflicto
La educación represiva de los padres puede hacer que los niños se sientan resentidos y resistentes, lo que hace que los niños se sientan insatisfechos y resistentes a sus padres, dañando así la relación entre padres e hijos.