En ese momento, un padre empujaba su bicicleta por el pasillo del edificio docente. Detrás del asiento había ropa, zapatos y otros objetos. No llovía en el pasillo, pero el viento era muy fuerte, soplaba sobre la gente y les hacía temblar de frío. El padre miraba el aula de vez en cuando. Finalmente, cuando terminó la salida de clase, encontró a su hijo entre la multitud y rápidamente lo llevó a un lado. Cuando el hijo vio venir a su padre, gritó cariñosamente: "¡Papá!" "¿Tiene frío? Te envié algo de ropa", dijo el padre mientras tocaba la mano de su hijo. "Mira las manos frías. "No hace frío, vamos, vístete. ¿Tienes dinero? Son 50 yuanes. Deberías tener una comida completa, ¿de acuerdo? El bolsillo de Son. El hijo asintió vigorosamente. El hijo miró la fina chaqueta casera, los pantalones gris azulados y un par de zapatillas rotas y empapadas por la lluvia de su padre, y sintió un dolor sordo en el corazón, como si algo le hubiera picado.
El hijo volvió a mirar a su padre y vio que el cabello de su padre estaba empapado por la lluvia, su cara estaba morada por el frío, la lluvia goteaba y le moqueaba la nariz. El hijo observó todo esto con lágrimas en los ojos. ¡Papá, cuánto has sufrido por tus hijos! Tenía muchas ganas de arrojarse a los brazos de su padre y llorar, pero sólo podía dejar que las lágrimas fluyeran hacia su corazón. No quería que su padre viera sus lágrimas.
"Ve y come. Te ayudaré a llevar tu ropa al dormitorio. Recuerda usarla más tarde". El padre se detuvo y acarició suavemente la cabeza de su hijo con sus manos como corteza de pino. "Estudia mucho, me voy." La voz ronca del padre atravesó el corazón de su hijo como un cuchillo afilado. "Sí." El hijo asintió vigorosamente. Entre lágrimas, mirando la espalda encorvada y el cabello gris de su padre bajo la lluvia y la niebla, el hijo no pudo soportarlo más y se tumbó en la pared y lloró.
Ver todo esto me hizo llorar. Este es el amor, el amor más sincero y más grande del mundo. (Composición de la escuela secundaria)
En el camino a casa, parecía haber un fuego ardiente en mi pecho, que siempre me inspiraba a seguir adelante con confianza.