Por ejemplo, desde que comencé a estudiar educación infantil, me he dado cuenta profundamente de la importancia de comprender a los niños. La educación que comienza con la lectura de un niño requiere una comprensión total del niño. Sólo así podremos enseñar a los estudiantes de acuerdo con sus aptitudes y dejarlos crecer felices.
Para comprender a los niños hay que empezar por respetarlos. Como seres humanos, nosotros y nuestros hijos somos iguales en personalidad. Cualquier sermón condescendiente, sarcasmo o sarcasmo no sólo es inútil para los niños, sino también contraproducente.
Datos ampliados
Para entender a los niños hay que empezar por confiar en ellos. Cada niño es un ángel enviado por Dios y cada niño es una mina con un potencial ilimitado. Lo que queremos hacer no es transformar, sino iluminar el corazón de los niños e iluminar su futuro.
Por eso, debes confiar incondicionalmente en tus hijos. Ángeles y demonios suelen ser la diferencia entre una idea y otra. Creo cómo será el niño. Hay un proverbio turco que dice que Dios proporciona una rama corta a cada pájaro estúpido.
No aumentamos ni disminuimos nuestros requisitos, sino que los guiamos para que crezcan con los requisitos y objetivos correctos dentro de nuestras capacidades, y crezcan hasta convertirse en una mejor versión de sí mismos, no en lo que queremos que sean. Asimismo, a los niños se les debe permitir cometer errores y corregirlos. No es necesario actualizar los errores sin principios. Sin errores no hay crecimiento; si cometes errores, no saldarás viejas cuentas. Una lupa observa las fortalezas de un niño, un microscopio observa sus debilidades. No existe la misma hoja en el mundo y mucho menos la misma persona.